Resumen
Testimonio de Lucía Sequí recordando a su abuela que tenía Alzheimer.
Para conmemorar el Día Mundial del Alzheimer, os compartimos el precioso testimonio de Lucía Sequí. Nos explica a modo de relato cómo vivió la enfermedad de su querida abuela, ya fallecida.
Yo tenía una abuela. Mi abuela era una mujer estricta, estructurada y que mantenía sus rutinas. Era una mujer que no aceptaba que le dijeran qué tenía que hacer y sus arrugas indicaban las heridas que, con el tiempo, se habían curtido en su piel. Aunque mi abuela era mi abuela, conocí a muchas mujeres en apenas un año.
Conocí a la adolescente que escondía tras su piel. A una mujer traviesa que escondía los dulces para que no le riñesen. Conocí a una niña que necesitaba que le ayudasen, que buscaba su habitación, pero se perdía en mis pasillos.
A lo largo de un año, también me conocí a mí. Fui nieta y cuidadora a la vez. Dentro de las noches eternas sin dormir, los masajes en las manos después de ducharla, y sus cabezonerías; aprendí a tener paciencia. Aprendí sobre un nuevo amor que no sabía que existía. A pesar de sentirme sola en muchas ocasiones, de sentir rabia y dolor; lo volvería a repetir, si eso hacía volver a aprender de ella.
El Alzheimer cambió la vida de todos los que la rodeaban. Ha borrado muchos recuerdos, pero también ha creado muchos otros que nos van a acompañar siempre.
Durante un año, conocí a muchas mujeres en una sola. Pero siempre, en sus ojos, vi a mi abuela.